Shnat Hajshara

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Es muy difícil expresarse con palabras cuando uno habla de este viaje. Cuando llegué de Israel todos me preguntaban que les cuente cómo me fue, qué hice, qué aprendí. Pero se me hace complicado hablar de este viaje porque se me vienen tantos recuerdos y momentos a la mente, entonces no se puede describir este año solo con palabras sino con vivencias.

Shnat Hajshara es un plan muy completo y busca lo que todo kineretiano busca, entender y aprender de lo que hemos escuchado toda nuestra vida. Hemos crecido a través de una gran comunidad que nos ha guiado a ser lo que somos, pero eso no es suficiente, tenemos que conocer lo que nuestros profesores, papás y madrijim nos han mostrado todos estos años.

El plan que hice comienza con cuatro meses en Jerusalem, en el reconocido majon de madrijim, no solo son rumbas como todos piensan aunque las fiestas son una de la mayor parte de esto que hizo que conociera a cientos de jóvenes judios latinos. El majon incluye clases de todo tema con respecto a Israel, su historia, la actualidad y el hebreo. También cuenta con un día llamado Laomek, que significa profundizar, en este día se realizan actividades diferentes cada semana con respecto al tema que uno escoja para profundizar el majon en forma personal. Yo, por ejemplo, escogí arte y cultura, cada semana aprendí algo nuevo y diferente de una forma didáctica, con una guía que conocía mucho del tema y todos las semanas viajábamos a Tel Aviv.
El majon incluye un viaje de una semana a Polonia, donde se muestra todo el tema de la Shoá desde una perspectiva diferente a la que conocemos. Es más educativa y uno aprende miles de historias que nunca antes nadie nos habían dicho. Aparte de que nos lleven a los campos más conocidos, nos muestran más lugares de la historia que son muy importantes para entender el contexto.
Ya acabando los cuatro meses de majon, se hace el tiul final. Una semana que empieza por el norte de Israel, visitando lugares turísticos como Rosh Hanikra y teniendo diferentes actividades, pasando después por el sur de Israel. Nos quedamos una noche en los beduinos, y al día siguiente nos fuimos a Eilat donde estuvimos tres días.

Después de la clausura del majon, tristes de despedir a algunos de nuestros amigos pero felices por empezar otra etapa nueva, nos llevaron a Tel Aviv dos semanas. Estuvimos en apartamentos en muy buenas zonas, y quiero aclarar que me quede con un grupo de cuatro colombianas y seis mexicanas en una mansión, sí, una mansión en shnat.
Esas dos semanas tuvimos actividades para conocer la cultura israelí desde adentro y también eran muy libres ya que podíamos, por nuestra cuenta, conocer Tel Aviv. Por ejemplo, nos daban plata e íbamos al mercado a comprar comida, así aprendimos a saber cómo comprar barato y cómo cocinar. Porque al principio solo pudimos hacer arroz que parecía puré con salchichas. Me preguntaba cómo le hacía don Pedrito para alimentarnos a todos.

Al finalizar esas dos semanas empezó Marva. Dos meses en una base del sur de Israel llamada Sde Boker. No voy a mentir, me dio mamitis y llore como cuatro veces, pero la verdad es que fue la mejor etapa de todo el programa. Conocí a muchísima gente de todo el mundo: mexicanos, brasileños, alemanes, ingleses, canadienses y más. Este plan muestra a fondo como es el ejército de Israel y su impacto en la sociedad israelí.
Uno aprende mucha disciplina como tender la cama, aunque en serio no sea cama y sea un catre ahí, limpiar la carpa, la cual uno termina diciéndole cuarto o casa, lavar los platos, donde casi siempre termina en una guerra de agua, y muchas experiencias más. Cada semana de estos dos meses, tiene un tema diferente. Los temas son semana del norte, semana del sur, semana de deportes, semana Shetaj que significa terreno donde nos llevan afuera de la base a acampar y a dormir en otras carpa, más pequeñas, donde cabe una persona y media. También, en esa semana, nos enseñan a disparar, a camuflarnos y otras actividades comunes del ejército.
Cada dos semanas, tenemos un fin de semana libre, nos podemos quedar donde familiares y lo que la mayoría hacíamos era alquilar un apartamento entre muchos y pasar esos tres días en Tel Aviv.

Después de marva, nos llevaron a un kibutz en el norte cerca del Kineret. Nos llevaron a un kibutz llamado degania por un mes y medio y Después a otro llamado ein gev que es el paraíso, literal. En degania cada uno trabajaba en lo que quería, habían trabajos como jardinería, gan, cocina, en la fábrica y otros como limpiar la casa. Yo, trabaje en el gan cuidando a bebes de dos años, fue una experiencia única. En el otro kibutz, trabaje en jardinería con dos amigos, literal trabaje la tierra de Israel, y conocí a varios kibutzianos que nos abrieron las puertas a todos.

Recomiendo al 100% este programa para todos los jóvenes judios que se gradúan del colegio. Es una parte muy importante de nuestro crecimiento como judios saber y conocer Israel. Porque el día que pisamos el aeropuerto y llegamos allá estoy segura de que todos tuvimos una conexión inmediata con este país. Hemos oído durante años su historia, hemos tenido y hemos dado actividades acerca de Israel, hemos hablado y hemos querido estar allá, por eso es indispensable para formarnos como personas y crecer como judíos sionistas, porque ni el colegio ni la tnua son suficientes, y que mejor que conocer el mundo, otra cultura, otro idioma, otra comida que seguramente te dejara mal aliento, y gente de todo el mundo que busca lo mismo que uno.

Esto no es una propaganda para el programa de shnat hajshara, sino que es una explicación de lo que hice junto a seis amigos de Bogotá y cientos de amigos nuevos de todo el mundo, una experiencia única que debe ser aprovechada al máximo.


Sharon Bejman

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